Una de las acepciones que la Real Academia de la Lengua Española otorga al concepto de víctima es aquella persona que padece daño por culpa ajena o por causa fortuita.
La victimización, algo muy común en la política nacional en nuestros días, es la acción de crear figuras de este tipo, al amparo de un Código Electoral que penalizó situaciones otrora permisibles y sustentadas en la fuerza de la costumbre.
Es doloroso ver a compañeros de partido, y de otras tiendas políticas, sometidos al juicio mediático y ahora legal, por la judicialización de toda la materia electoral.
Como lo mencioné en anterior oportunidad, sobrada razón tenía Frederic Bastiat, político y economista liberal francés, cuando dijo que cada vez que creamos una ley, cercenamos una libertad.
Esa victimización de personas y movimientos políticos, pueden traer a posteriori, sorpresas enormes en los resultados electorales.
La historia está plagada de casos y dirigentes que, en su momento, fueron en extremo vilipendiados por sus acciones y comportamientos.
Los refritos periodísticos en primera plana ya cansan, y en política, la "victimización" llega a beneficiar irremediablemente a la víctima. Recuerden la expatriación de Figueres Ferrer en la década del cuarenta, que generó después una extensa trayectoria; también el sonado caso del juicio “Chemise” a Figueres Olsen en el 93 y su triunfo en las elecciones del 94, el encarcelamiento de Nelson Mandela por 29 años y su posterior ascenso a la presidencia en Sudáfrica, el encarcelamiento de Los Ortega en Nicaragua y su asilo en Costa Rica durante la época del General Somoza, el derrocamiento de Perón en Argentina en 1955 y su exilio en España, con su retorno triunfal al poder por las urnas en 1974. El escarnio sufrido por el Expresidente Rodríguez Echeverría en el 2004, siendo Secretario General de la OEA, con un show mediático de la Fiscalía de aquel entonces, en contubernio con el gobierno de Abel Pacheco; para terminar absuelto en los tribunales 9 años después.
Los ejemplos nacionales y mundiales sobran, pero en 5 minutos de control político no podría enumerarlos.
Pienso que a toda "idea fuerza", promotora de un cambio en la forma de resolver el futuro del país, le llegará su momento.
El pueblo está cansado de elegir a"sostenedores de yegua", en la presidencia de la república. Llevamos mucho tiempo viviendo lo mismo, y un sector de la prensa escrita sosteniendo el "statu quo" a como dé lugar.
Estoy convencida que en febrero del 2014, aún con los ánimos decaídos pero con el espíritu en pie de lucha, el pueblo costarricense saldrá a votar por un “Basta ya de atropellos, por un basta ya de abusos a nuestro bolsillo, por un basta ya de victimizar a partidos y dirigentes, por un basta ya de los mismos haciendo siempre lo mismo”
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