lunes, 27 de junio de 2011

Todos contra todos, que tristeza.

La política nacional está viviendo épocas de gran metamorfosis y reacomodo, en base a lo que llamamos la crisis de un modelo, concebido al calor de reacciones hepáticas sin raciocinio, y no al análisis de la búsqueda de lo verdadero y lo auténtico.
El aparato estatal limita el radio de acción tanto de los funcionarios como de los administrados. Leyes anticorrupción nacidas al calor de supuestos actos, reñidos con los valores éticos, denuncias sin sentido y mal encauzadas ante órganos parajudiciales represivos, con el fin último de intimidar el libre accionar de los ciudadanos.
“Mentir, mentir, que algo queda”, es la tónica diaria del quehacer cotidiano, enlodar patrimonios y honras, destruir prestigios personales consolidados, intentos para neutralizar líderes que disienten o se oponen al “status quo” vigente, constituye el día a día del acontecer electoral y político.
La lucha de todos contra todos, el mostrarnos los dientes por acciones sin trascendencia, el acosamiento de unos hacia otros, PIEDRAS VAN Y PIEDRAS VIENEN DE UNO Y OTRO LADO, y el país paralizado… los problemas no resueltos, las decisiones postergadas, y las aventuras románticas de tirios y troyanas, saturando la información nacional.
Que la Prensa dice, que la Fiscalía acusa, que el Ministerio Público interviene, que el secreto bancario es violado, que las cuentas de fulano y de mengano fueron abiertas, que las salidas y entradas en Migración de algún dirigente político deben informarse. ¿ Dónde ha quedado nuestra vida privada y nuestra libertad de tránsito, y el libre emprendimiento productivo?. La justicia solo parece apostar a una dinámica que la hace cada vez menos independiente.
La consolidación y la búsqueda de la perpetuidad del poder político no dan para tal extremo, el sostenimiento de un grupo en el poder, no debe dar pie para difamar  a los diversos  opositores del régimen.
Songo le dio a Borondongo, Bernabé le pegó a Muchilanga, la vieja y famoso canción de Celia Cruz, retoma hoy día gran actualidad;, el imperio de la razón de la sinrazón, el serrucho y la vendetta, al peor estilo de la otrora mafia siciliana, han copado el escenario noticioso nacional.
Hacia dónde va Costa Rica, que despropósito final lleva esta tragicomedia que presenciamos con evidente y confusa desazón.
Dejo esta reflexión en la nube de la opinión pública nacional y de todos los compañeros y compañeras de este parlamento.
Requerimos con urgencia un cambio de estilo, un cambio de postura, un cambio total en el accionar de todos los actores involucrados, para retomar la senda del respeto y de la tolerancia mutua, en aras de poner el país en la dirección adecuada, hacia la consecución de los mejores beneficios ciudadanos.

Fertilización in vitro

La Fracción del Movimiento Libertario, en aras de dar un trámite fluido y expedito a la autorización de la Fertilización in vitro en el país, presentó a la corriente legislativo un proyecto sencillo con artículo único, permitiendo al Poder Ejecutivo, vía reglamento detallar los pormenores de la regulación del procedimiento en sí.
Este es un proyecto de gran interés para el Gobierno, por las sanciones que su no aprobación podrían darse por parte de la Corte de Derechos Humanos.
El proyecto de ley numero 18.058 refiere textualmente:
"Artículo 1. Se autoriza la fertilización in vitro y transferencia embrionaria, en todos los centros de salud, debidamente habilitados en el país.
La implementación y operativización de esta ley se hará por reglamento emitido por el Poder Ejecutivo, en un plazo no mayor a seis meses a partir de su publicación.
La práctica de la fertilización in vitro queda autorizada a partir de la vigencia de esta ley y su reglamento.
Transitorio único.
Para los efectos de la aplicación de la presente ley, el Estado, en concordancia con el artículo 73 de la Constitución Política, tendrá un plazo de hasta 2 años, a partir de la publicación de esta ley, para cumplir estos objetivos”.

Como pudimos vivirlo en la fallida comisión que analizó la temática, los criterios encontrados, variados y divergentes, fueron abundantemente debatidos durante la discusión.
Ha sido imposible llegar a un acuerdo sobre las bondades y defectos de esta técnica, y creemos que, difícilmente nos pondremos de acuerdo todos los miembros del parlamento para aprobarlo de una forma consensuada.
 Es por ello que, vía Reglamento, sería más apropiado, con la asesoría de los verdaderos conocedores de la biología de la reproducción humana, conformar un equipo ético-científico que pueda concretar la práctica adecuada y bien reglada  de esta técnica, regular sus aspectos medulares, conciliando el derecho a procrear y fundar una familia.
Siendo que la decisión de tener hijos biológicos, pertenece a la esfera más íntima de la vida privada y familiar de la pareja, es evidente que el Estado no puede ejercer control de la natalidad. La injerencia que pueda tener el mismo Estado es restringida.
La infertilidad conyugal es una enfermedad individual o colectiva de la pareja, y los Estados interesados en la protección de la vida, pueden armonizarla con los intereses de las parejas infértiles.
Así las cosas, está en manos del Poder Ejecutivo, si en realidad está interesado en una aprobación rápida del proyecto, acoger para trámite nuestra propuesta general, que reitero, traslada los pormenores de la implementación a la reglamentación de la Ley.

Desorden en la lucha contra el Cáncer

Cuando hace poco más de 2 años, la Sala Cuarta declaró inconstitucional algunos artículos de la ley que creó el Instituto del Cáncer, planteó en ese momento 2 opciones:
1.           Dar un plazo  hasta 3 años para que la Asamblea Legislativa reformara dichos artículos o;
2.           Su eventual cierre, y traslado de los recursos a la Caja del Seguro Social.
Los jerarcas de salud en ese momento, optaron por lo más fácil, cerrar el Instituto y no hacer el Hospital del Cáncer que era mandato de la Ley, para  tomar los 36 millones de dólares existentes y  pasarlos a la Caja.

Así, en el 2008 fue cerrado el Instituto Costarricense contra el Cáncer, y éste giró a la Caja 38.600 millones de colones, de los cuales solo se han utilizado 1.800 millones en la lucha contra la enfermedad, según el último informe de la Contraloría General de la República.

La Caja aún no sabe cómo ni qué hacer con el dinero.
Las inversiones no están definidas,  las metas y los indicadores de desempeño brillan por su ausencia, según la Contraloría.
No hay una explicación aceptable ni del atraso en la atención ni de la falta de previsión.
Existe, abro comillas “una débil articulación e integración en la Red de Servicios de la Caja para el abordaje del cáncer” cierro comillas.
La tan divulgada red oncológica nacional no ha iniciado, y como ejemplo, observamos la distribución del personal que conformó y capacitó el extinto Instituto, que fueron ubicados en diferentes centros médicos, donde los adaptaron a realizar otras tareas, distintas  a la experiencia que habían acumulado.
En el Hospital de Alajuela, 800 pacientes esperan el resultado de las biopsias practicadas para saber si padecen cáncer o no. 1 solo patólogo para tantas biopsias.
En el Calderón Guardia se ofrecen citas hasta 5 meses en Cirugía Oncológica, y en el San Juan funciona 1 única sala quirúrgica y 16 camas.
No entiendo por qué, teniendo recursos ociosos, documentados por el informe de la División de Fiscalización Operativa y Evaluativa de la Contraloría General de la República, naufragamos en un caos en la atención oncológica nacional. Continúan falleciendo más pacientes de cáncer, que de accidentes de tránsito en nuestro país.
En el Movimiento Libertario siempre vimos con recelo el cierre del Instituto y el traspaso de todo a la Caja, sabíamos que si no era posible resolver listas de de espera en padecimientos menos riesgosos, más confusa sería la atención centralizada del cáncer en una Institución ineficiente y compleja como es la Caja.
Irónicamente, en la Comisión de Asuntos Sociales, durante el análisis de la ley antitabaco, nos hemos enfrascado en discusión de colones más, o colones menos, en el impuesto a los cigarrillos, dizque para financiar  mejor la lucha contra el cáncer producto del fumado.