miércoles, 10 de agosto de 2011

En memoria de un ciudadano y profesional ejemplar

Quiero dedicar las siguientes palabras a la memoria del Dr. Manuel Aguilar Bonilla.
Les relato una anécdota que lo retrataba de cuerpo entero: siendo Vicepresidente de la República en los años setentas, llegó a la ciudad de Liberia a inaugurar las primeras viviendas del IMAS, y antes de abordar el discurso de fondo, ordenó bajar todas las  banderas de su partido político, que habían sido colocadas en los techos de la gran mayoría de las casas.
¡Qué muestra de grandeza, objetividad e imparcialidad políticas de un funcionario público!!!!  Dignas de ser imitada por algunos de los alcaldes que fueron electos en diciembre recién pasado.
El Dr. Aguilar Bonilla más que un político, era un médico excepcional, que siempre supo deslindar el ejercicio privado de la medicina, de la atención dentro del sistema de seguridad social, conservando en ambos casos, el mismo calor humano, cariño y dedicación  hacia sus pacientes.
Catedrático de cirugía durante 60 años, docente permanente de enorme sapiencia, supo compartir sin reparos su enorme experiencia y amplio conocimiento humanista, a lo largo de su fructífera existencia.
Virtuoso cirujano,  maestro formador de decenas de especialistas.
A su paso por las aulas y hospitales donde transitó, dejó siempre una estela de gran caballerosidad, compañerismo y calor humano.
Nunca maltrató a colegas, ni a funcionarios, ni a subalternos, a pesar de haber ejercido durante años, jefaturas de diversa índole en el escalafón médico.
El país ha perdido otro de sus hijos predilectos, y sirva este medio para hacer llegar a sus familiares y descendientes, las muestras de condolencia a título personal, de mi familia, y de parte del Partido Movimiento Libertario.
Descanse en paz Dr. Aguilar….

lunes, 1 de agosto de 2011

CAÑA DULCE P` MOLER...

Nos cuesta mucho pensar en grande, nos horroriza sobremanera cualquier cambio en nuestra rutina cotidiana.
“Caña dulce pa´ moler” es nuestro tema, “una milpa, una milpa y buenos bueyes”, junto a la típica casita, nuestra pobre aspiración.
Qué bien nos retrata de cuerpo entero esta bella canción, a casi todos los costarricenses.

¿ El conformismo, la blanca imagen de Costa Rica, su cacareada paz social,  sus valores de cristiana y serena convivivencia que la sustentan, serán suficientes para continuar siendo “el país más feliz del mundo”?

O requerimos ya, de un fuerte pellizco que nos despierte de este apacible ensueño.

Continuaremos pateando la bola hacia adelante cada 4 años, con renuncias apaciguantes de funcionarios, para mitigar serias lesiones al erario público, o debemos algún día, cambiar el rumbo de una democracia aletargada y somnolienta, que yace postrada y con gran desánimo colectivo.

La pobreza invariable en el tiempo, la corrupción, la injusticia y la desigualdad, campean a lo largo de la geografía nacional. Vemos así, como en Guanacaste, datos que han surgido de nuevo a propósito de los festejos de la Anexión, “1” de cada “3” guanacastecos vive en la pobreza, al igual que en la zona sur de Puntarenas.

En este 2011, nuestro crecimiento económico como porcentaje del PIB es inferior al de Panamá, y hoy somos el cuarto país en Centroamérica en este rubro. Nos estamos quedando rezagados, y el pueblo adormecido continúa anestesiado, aferrado a una misma dirigencia política que ya cumplió su ciclo, y que persiste en un continuismo sin sentido que ha secuestrado el sentimiento nacional.
Hago un llamado a la ciudadanía, para que  en lo más íntimo de su yo interior, medite, recapacite, analice de manera profunda y a conciencia, cuál debe ser el rumbo correcto del país en el futuro cercano.
Es evidente la urgente necesidad de un golpe de timón a la hora de emitir el próximo sufragio, 28 meses de espera deberán servirnos como incentivo para rectificar y madurar, para saber decidir mejor los destinos de la patria.
Costa Rica merece un nuevo derrotero, debemos sacudirnos ese entumecimiento mental y esos encadenamientos políticos históricos, para imprimirle así al país una gran dosis de optimismo, y sea el año 2014 el año del despertar, el año del renacer y de la recuperación, el año para retomar la senda del desarrollo económico y social acelerado que tanto anhelamos.