(Miércoles 19 de diciembre de 2012. Discurso pronunciado ante el Plenario Legislativo)
He venido vestida de blanco, símbolo universal de la paz, en apoyo a la actividad de hoy por la tarde en la Plaza de la Justicia.
Toda persona menor de edad, tiene derecho a gozar de una familia integrada y funcional, aunque sus progenitores ya no cohabiten, y éstos siempre deben compartir con equidad, el tiempo con sus hijos e hijas, a fin de mantener y fortalecer el vínculo que los une.
Los y las profesionales que trabajamos en temas de niñez y adolescencia, hemos sido testigos presenciales del daño emocional que sufren las víctimas de la desfiliacion. Los hijos nunca deben ser un medio para trasladar el conflicto de los adultos, ellos tienen derecho a crecer sanamente, sin que les envenenemos el espíritu ni el raciocinio con nuestros problemas.
La Plaza de la Justicia, será el punto de encuentro de hombres y mujeres que aseguran ser víctimas de una legislación desproporcional, y que luchan por ver y abrazar a sus hijos. Como forma de protesta, se reunirán a partir hoy miércoles a partir de las 4 de la tarde, para participar en una vigilia de cuatro horas.
El evento es organizado por la FUNDIAPHO, y la Asociación Nacional de Afectados por el Síndrome de Alienación Parental (ANASAP).
Señalan los asistentes que alzarán la voz por aquellos niños que no podrán pasar la navidad con sus papás u otro miembro de la familia, a causa del irrespeto a sus legítimos derechos. Además, promoverán consignas como “no más hijas e hijos separados injustamente de su papá o mamá”.
Estaremos acompañando a todos, ellos y ellas, como un acto solidario en las justas aspiraciones a compartir el cariño y la compañía de sus hijos.
En mi experiencia como psicóloga terapeuta de familia, he podido constatar que , cuando surge la separación de una pareja, en variadas ocasiones, los padres no distancian sus problemas y rencillas de la relación con sus hijos, todo lo contrario, entorpecen los vínculos filiales, lo cual trae consecuencias dolorosas para los niños y niñas. Esta situación se conoce como violencia parental.
El proyecto de ley que presenté, y al cual me referí hace tres semanas, busca proteger y salvaguardar el bienestar integral del niño. El estado costarricense debe comprometerse también, a brindarle las condiciones básicas para su sano desarrollo psicosocial.
Debido a la naturaleza de esta violencia parental, los Tribunales están siendo utilizados, por alguno de los progenitores, para instaurar este tipo de conducta revanchista. De ahí la importancia de establecer su reconocimiento como un hecho real vivencial, bastante frecuente, y la necesidad de una legislación especial para su abordaje.
Aprovecho esta tribuna aquí en el Plenario, para invitar a todos aquellos que a bien lo tengan, ciudadanos, periodistas, activistas, padres y madres afectadas, para que nos acompañen hoy a partir de las 4 de la tarde en la Plaza de la Justicia.
Hago este llamado como Diputada de la República, representante del sector Social del Movimiento Libertario, como miembro de la Comisión de Niñez y Adolescencia, y también como Psicóloga especialista en Terapia Familiar.