miércoles, 18 de diciembre de 2013

REFLEXIÓN PARA EL AÑO NUEVO

Se nos aproxima la Navidad y el inicio de un nuevo año, en medio de los vientos alisios y un aire festivo, que inunda de positivismo el interior de nuestras mentes y de nuestro corazón. La recta final del proceso electoral se nos viene encima, y tres movimientos políticos tienen opción real a ser gobierno el próximo cuatrienio. El panorama electoral se va aclarando y trece aspirantes a la presidencia, de dieciséis que iniciaron la contienda, se han rezagado en el camino. La disputa en enero 2014 parece ser un asunto de tres. Las encuestas son variables y disímiles, y aunque miden solo el momento de las circunstancias transitorias, las tendencias de los muestreos sí son de análisis riguroso. Hay dos fuerzas que crecen de manera sostenida y una que decrece invariablemente. Eso es lo único real y evidente en todos los sondeos. Estos días navideños de reflexión, deben servirnos a todos los ciudadanos para meditar, en la calidez del hogar y de forma responsable, sobre el futuro de la patria. Sugiero a todos mis conciudadanos, evaluar su condición socio-económica actual, su bienestar o sus carencias, así como las oportunidades que el país nos está ofreciendo, para desarrollar las justas aspiraciones de crecimiento y desarrollo personal y familiar. Siempre es conveniente un alto en el camino, para realizar la valoración del entorno y de nuestra situación personal, una práctica necesaria de manera periódica. Si la evaluación de lo positivo y lo negativo nos da un saldo en rojo, no queda otro camino que imprimirle nuevos derroteros a nuestro quehacer cotidiano. Ese es el camino lógico y racional luego de una ineludible autoevaluación. Las metas y propósitos para los años venideros, deben ser acompañados de acciones y virajes que permitan alcanzar esos objetivos. No podemos esperar resultados diferentes cuando se practica una rutina, votando siempre por lo mismo. Ni el peligroso continuismo que corrompe las estructuras del estado, ni el fallido experimento socialista marxista, han sido una receta exitosa en naciones hermanas. La sapiencia de nuestro pueblo tendrá una prueba crucial dentro de seis semanas, y conocedora del accionar de la conducta humana, estoy convencida que la ciudadanía optará por una opción seria, que nunca ha gobernado desde el poder ejecutivo, pero que desde las curules legislativas, en cuatro períodos consecutivos, ha permanecido siempre al lado de los que producen, de los que pulsean el día a día en busca del sustento familiar, de aquellos que siempre buscan pequeños o grandes emprendimientos para generar empleos y riqueza, y de los que siempre han luchado por pasar de la economía informal al reparto justo del bienestar nacional colectivo. Llevamos dieciséis años de defender el bolsillo de los costarricenses, ante un estado permanentemente voraz, insaciable en materia tributaria, cuyo objetivo siempre ha sido recaudar más para gastar más. Un aparato estatal grande, regulador, reacio a eliminar trámites y requisitos, que busca ser empresario de prácticas monopólicas, y que en lugar de ser el aliado natural de sus administrados, pretenda ser un guardián fiscalizador de todas las actividades, no rima con nuestra idiosincrasia y nuestro apego a la libertad. Meditemos muy bien nuestra decisión para el próximo domingo 2 de febrero, el descontento y malestar existentes no deben ofuscar nuestras mentes, hasta el extremo de buscar salidas extremistas que nunca han tenido eco en la vocación democrática del pueblo costarricense. Un voto con el hígado y no con el cerebro, jamás será un buen consejero para la solución de los problemas. Otros países de la región, que emitieron un voto anti-sistema, hoy lamentan la pérdida de sus libertades, y la pérdida de realizar un relevo periódico de sus gobernantes en forma democrática.

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