Los extensos discursos de los primeros de mayo de cada año, se han convertido en tediosos informes pletóricos de cifras y datos, cuyo objetivo real, no es suministrar con objetividad el estado real de la nación, sino maquillar con eufemismos, la cruda verdad de las necesidades sentidas por la ciudadanía.
Decir por ejemplo, que, abro comillas “se detiene el crecimiento de la pobreza porque en el año 2012, por primera vez en cinco años la pobreza dejó de aumentar”, cierro comillas, en lugar de manifestar con franqueza que, en los últimos 4 años no hemos reducido el índice de ciudadanos pobres a menos del 21 por ciento, es adornar la enorme frustración que nos embarga, al percatarnos que no ha existido una política exitosa, para lo que debiera ser el fin primordial de todo gobierno ambicioso, en materia de logros socioeconómicos.
No puede haber reducción de la pobreza, si no existe una evidencia real de salarios crecientes. Salarios que únicamente compensen el 5 ó 6 por ciento de inflación anual, lo que producen es un estancamiento a mediano plazo en el poder de compra de los costarricenses, pues si no crece la capacidad de consumo ni de ahorro del cuidadano, la mejora en las condiciones de vida se da por la vía del endeudamiento o la contracción del consumo en todos los hogares. No hemos visto, en los últimos 7 años, un aumento salarial por encima de la inflación anual; solo pequeñas limosnas de compensación, para reponer la pérdida adquisitiva del semestre recién terminado, que nunca alcanza ni un 3 por ciento de aumento salarial. Así jamás podremos mejorar el poder de compra ni de ahorro para los costarricenses. Tampoco las ayudas estatales para aquellas personas pobres o de gran vulnerabilidad para caer en la pobreza, están llegando a la población meta; la frondosa burocracia utilizada en la canalización de esos fondos, y la enorme dispersión de los programas dedicados a ello, consumen un alto porcentaje de los recursos asignados. Son abundantes y contundentes, los informes al respecto emanados de la Contraloría General de La República.
Nos vanagloriamos porque somos un país de renta media, pero tenemos 4 años de rondar cerca de los 10 mil dólares anuales de ingreso per cápita. Chile, Panamá, Barbados, Uruguay, entre otros de América Latina, hace rato nos han rebasado en esta cifra.
En 1950, Costa Rica y Corea, tenían un ingreso anual per cápita parecido, y un porcentaje de pobres cercano al 45 por ciento; 63 años después, los coreanos nos triplican en el ingreso per cápita, y han reducido sus índices de pobreza a cifras cercanas al 12 por ciento de su población. Algo venimos haciendo mal desde hace muchos años, incluyendo el empobrecimiento masivo que sufrimos en el cuatrienio 78-82.
El discurso de la Sra. Presidenta destina las páginas 9 y 10, y la mitad de la página 11, para dar una pincelada al tema social. Habla también ahí de la creación de nuevos empleos, pero no refiere que desde hace 3 años la tasa de desempleo ronda el 10 por ciento de la población económicamente activa; más de 200 mil costarricenses en edad y capacidad de trabajar, están desempleados, y con muy pocas opciones de conseguir un empleo en el corto plazo. Los empresarios han sido claros que durante este años no ven cercana la capacidad de crear nuevas fuentes de trabajo, pues la demanda de sus bienes y servicios permanece estancada.
No se menciona en el informe del primero de mayo nada en relación con nuestro sistema de seguridad social. Quedamos notificados todos y todas, que seguiremos sufriendo las esperas de citas de cirugías a dos y 3 años; lo mismo para los exámenes de diagnóstico, y las citas en especialidades médicas críticas a meses y años. Que además, continuaremos con la zozobra del estado real de las finanzas del régimen de Pensiones de la Caja, y que seguiremos presenciando las discrepancias de criterio, entre la Superintendencia de Pensiones y la Gerencia correspondiente de la Caja de Seguro Social. Nos anuncian los medios de prensa, que al fin se realizará un estudio actuarial conjunto, para verificar el estado real del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte, o Régimen de Pensiones. Veremos que sucede en el tiempo.
Tampoco se aborda en el informe, el tema de un cambio ambicioso y sustantivo en nuestra educación media y universitaria. No escuchamos nada que pretenda privilegiar la formación de carreras productivas generadoras de empleo, orientadas a la formación y la investigación tecnológicas, al fomento del intelecto creativo, al aprendizaje de nuevos y necesarios idiomas, al correcto manejo de las finanzas personales y del entorno económico, al emprendedurismo empresarial, y a todo aquello que estimule a la nación hacia un cambio de paradigma en su desarrollo. No vemos en nuestra educación pública ni privada tendencias modernas a poner freno a la formación masiva e indiscriminada de profesionales en áreas saturadas como las ciencias sociales y del comportamiento humano, las biológicas, y aquellas de asistencia médica y odontológica, en donde sabemos sobradamente que existe una saturación en el mercado laboral.
No hay una visión clara del país ni del estado que queremos. Preocupa más el sostener un clientelismo electoral que produzca réditos cada 4 años, que emprender con decisión y valentía los cambios necesarios y evidentes en muchos de los campos del saber y del quehacer cotidiano. Parece que la gran mayoría de los gobernantes que la cuidadanía escoge, se perfilan más como admistradores de un sistema en permanente crisis, que no desean complicarse, que se consumen en el día a día, que como bien lo dicen nuestros campesinos, prefieren sostener la yegua que amansarla.
Hemos perdido la capacidad de discernimiento, para escoger los verdaderos estadistas que los nuevos retos demadan.
En el tema de la infraestructura vial, como bien lo dijo don Guillermo Constenla, a raíz de la ponencia de don Otto Guevara, para utilizar los 300 millones de dólares ociosos del Instituto de Seguros en la construcción del corredor San José- San Ramón, preferimos buscar el camino fácil y costoso de una “concesión”, que sudarnos la chaqueta, y hacer las obras con recursos propios, y que son abundantes en el país, pues para ello hay que crear legislación expedita, consensuada, y orientar esos fondos hacia donde generen desarrollo al país, y así esos fondos nacionales, propiedad de todos los costarricenses, produzcan ganancias y aumenten el patrimonio de las instituciones que ponen el dinero.
Habló también la Presidenta, que va a insistir, durante los próximos 12 meses, en llevar adelante las propuestas de gobernabilidad que envió a la corriente legislativa: reformas a la Ley de Jurisdicción Constitucional, reformas al Reglamento de la Asamblea Legislativa, reformas a diversas leyes para agilizar el funcionamiento de la administración pública, y las reformas constitucionales para mejorar la calidad de la representación política.
Algunas de ellas tienen buen ambiente en esta Asamblea, otras definitivamente no, pero será bienvenida la discusión constructiva y de altura de estos temas. Esperamos que sus buenos deseos sean acuerpados por la fracción legislativa de su propio partido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario