miércoles, 18 de mayo de 2011

LOS MAESTROS DEL FRAUDE

Jamás imaginé presenciar lo que la vida me tenía deparado experimentar el 1º de mayo recién pasado.
En la pacífica Costa Rica, 30 diputados de la Alianza, incautos y confiados, pero bien encerrados en esta pecera de cristal, perfilada para legitimar actos premeditados de leguleyadas al reglamento, casi confirmamos, con nuestra presencia, un atropello electoral inédito en las turbulencias parlamentarias de nuestra historia.
Con tan solo 26 boletas emitidas, en su poder, la presidenta a. i. de esta Asamblea, decretó electo presidente a un compañero diputado, en ausencia de 31 parlamentarios que no emitimos el voto por no estar presentes en el recinto.
No fueron boletas nulas ni en blanco, sencillamente no existieron dichas boletas.
No fue un dilema de voto secreto o no secreto, como se ha querido disfrazar esta maniobra, fue un problema de ética pura, fue una intentona desesperada por desconocer la voluntad de una mayoría crédula e ingenua, que de no haber sido por la astucia y experiencia de un compañero de causa, habríamos avalado involuntariamente, una elección fraudulenta, nada menos que en el seno del Primer Poder de la República.
Bendito escape del Cafetín, bendita puerta trasera  de este Plenario, que le permitió a nuestra democracia rectificar su rumbo, restablecer la confianza en el sistema,  darle al Bloque Opositor una oportunidad de colaborar en la toma de decisiones legislativas, brindarle a la patria un contrapeso sano y necesario en el equilibrio del Poder, y lavarle la cara al desprestigio característico del Parlamento Costarricense.
La historia empieza a juzgarnos ya en forma positiva, como lo ha expresado con claridad el Lic Fernando Guier en el diario La Nación, a este “grupo de patriotas” que tuvieron la osadía de soñar, ese 1º de mayo multicolor, con  un escenario diferente, promisorio y optimista en la política nacional.
Somos una Alianza Política, una coalición electoral con rumbo definido, no somos ni pretendemos ser un grupo ideológico afín, pero, con todo el embate y la ira que hemos desatado en un sector de la prensa, hoy día es mucho más aquello que nos une que lo que nos desune.

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