viernes, 14 de febrero de 2014

PARIDAD Y ALTERNANCIA EN EL CÓDIGO ELECTORAL

El Código Electoral vigente, contiene una serie de inconvenientes que tanto la Fracción Libertaria anterior como la actual, hemos advertido de manera reiterada; incluso presentamos proyectos de ley para realizar los cambios necesarios, pero no hemos encontrado el apoyo requerido en esta Asamblea. Un tema necesario para fortalecer la democracia que sí contempla la normativa indicada, es el de participación igualitaria de hombres y mujeres. Se incluyen dos principios esenciales para que la participación política por género se de, los cuales son el de paridad y el de alternancia. Para los costarricenses que nos escuchan, les indico que el Código señala en su artículo segundo, que la participación política de hombres y mujeres es un derecho humano reconocido en una sociedad democrática, representativa, participativa e inclusiva, al amparo de los principios de igualdad y no discriminación. También señala la normativa que la participación se rige por el principio de paridad, que implica que todas las delegaciones, las nóminas y los demás órganos pares, estarán integrados por un cincuenta por ciento (50%) de mujeres y un cincuenta por ciento (50%) de hombres, y en delegaciones, nóminas u órganos impares la diferencia entre el total de hombres y mujeres no podrá ser superior a uno. También, se refiere al principio de alternancia, señalando que todas las nóminas de elección utilizarán el mecanismo de alternancia de género (mujer-hombre u hombre-mujer), en forma tal que dos personas del mismo, no puedan estar en forma consecutiva en la nómina. A lo largo del Código se exponen condiciones para hacer que los partidos políticos logren incorporar estos principios en su organización, como lo es la modificación de los estatutos internos que los partidos han acatado. Asimismo, contempla sanciones importantes para aquellos partidos que se resistan a incorporar estos principios. En esta primera elección en la que se aplica de manera novedosa la normativa de género, por lo menos en la Presidencial y en la Legislativa, vemos con los resultados que tenemos hasta hoy, que se dio una disminución en las curules de las diputadas electas en relación a las actuales, de 22 a 19 probables. Sin pretender agotar en este poco tiempo el análisis de un tema tan amplio, podemos concluir rápidamente que la aprobación de normativa sobre la participación política por género, es necesaria pero insuficiente si no existe voluntad por parte de los actores. En el caso del Partido Movimiento Libertario, en elecciones anteriores donde no estaba aún vigente esta normativa, tuvimos la participación de mujeres electas en los primeros lugares, por ejemplo, para la administración 2006-2010 el primer lugar por San José lo representó una mujer y en la actual, los dos primeros lugares de esta provincia somos mujeres, así el primer lugar de la provincia de Heredia y el segundo por Alajuela. Sin imposición legal, mujeres libertarias logramos acceder a puestos elegibles y logramos con el favor del voto costarricense obtener las respectivas curules. Por otra parte, las mujeres libertarias hemos estado representadas en el Comité Ejecutivo de nuestro Partido. Esto indica que la voluntad de las organizaciones políticas, debe ir de la mano con la legislación para que la participación de nosotras no quede en el papel, sino que sea real y efectiva. Días atrás, en el medio de comunicación CRHoy, se señalaba que "según el informe de misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) con respecto a las condiciones de equidad la misión felicitó al Estado costarricense y a sus instituciones por el avance de implementar por primera vez alternancia de género para las candidaturas plurinominales y para los Comités Ejecutivos de los partidos políticos.” Quiero concluir mi intervención refiriéndome a los 3 aspectos concurrentes al tema; el primero es la legislación que ya poseemos, el segundo es la voluntad de los partidos políticos para abrirse a la participación que está en proceso, y el tercero es la voluntad de nosotras mismas por querer participar activamente en puestos de decisión política. Empoderémonos desde nuestro género y creamos en nuestras capacidades. Recordemos que nuestro género nos brinda características muy particulares en las relaciones interpersonales y de conexión con los electores, mismas que debemos utilizar para el éxito de nuestras aspiraciones y de nuestras funciones.

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